Estas Navidades verá de nuevo la luz una gran iniciativa: unir a escritores e ilustradores para dar forma a un libro que los comercios puedan obsequiar a sus clientes. La Navidad es puro cuento, se titula este año, y ahí estoy yo ilustrando uno de los relatos.
Allá por el mes de agosto recibo un correo de Oscar del Amo. Será información sobre algún taller, pensé. Joder, pues no, me invita a colaborar con una ilustración en un proyecto de relatos sobre la Navidad. Tras enviar mi respuesta afirmativa en menos de dos segundos, y después de unos momentos de extásis, me empezó a funcionar la neurona racional. Anda la ostía, no le he preguntado plazo de entrega, cuándo me envía el relato, características de la ilustración.... En fin la emoción del momento.
A los pocos días Oscar me remite el relato de Ernesto Calabuig, para qué mentir, no me sonaba de nada este hombre que tiene tres novelas publicadas: Caminos anfibios, Expuestos y Un mortal sin pirueta. Me puse a leer el relato, con ansia, deprisa y..... ¡¡¡pánicooooo!!!, si no es una historia para niños, más pánico, ¡ay dios!, qué voy a dibujar. Volví leerla y mi neurona racional hizo su trabajo, Estherrr querida, te estás equivocando, tienes que leer sin pensar en el dibujo, disfruta del texto, solamente léelo. Y ahí si, al terminar la historia, que a mi en estos momentos de mi vida me resulta tan lejana, subrayo dos frases que me han gustado, dos momentos de la narración que automáticamente se hicieron imágenes en mi cabeza.
En fin, para mi colaborar en esta iniciativa tiene un gran significado por muchas razones, algunas que tienen que ver con el mundo de la ilustración pero otras que van mas allá y tienen que ver con mi mundo interior.
Gracias de nuevo Oscar del Amo por contar conmigo y por permitirme estar junto a grandes profesionales de las letras y del pincel.
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