Esta semana he asistido a la presentación en Valladolid del libro "La Navidad es puro cuento", en el que colaboro con una ilustración.
A lo largo de la presentación Jose Ignacio García, padre de esta gran iniciativa, contó como hace seis años una idea nocturna le llevó a maquinar cómo regalar algo de cultura. En ese momento mi cabeza voló. Hace 6 años..., 2008..., yo estaba retomando tímidamente mi afición por el dibujo, mi vida laboral estaba vinculada a Tudela de Duero y a Portillo, dónde el próximo lunes volveré a una segunda presentación. Y por supuesto no conocía a Jose Ignacio ni a ninguno de los ilustradores ni escritores que participan, al menos no en persona. Pero 6 años después estoy aquí montada en este barco.
Así que reflexionando sobre esto, sobre como en la vida las decisiones propias y ajenas te llevan a lugares dónde no pensaste nunca estar, ahora me parece que Jose Ignacio, a parte de escritor, es mago. Ha logrado con mucho esfuerzo fomentar y regalar cultura envasada en letra y pintura. Pero además año tras año con su empeño, ha logrado crear un tejido de sutiles conexiones. Primero entre cada ilustrador y escritor, que en mi caso es Ernesto Calabuig. Luego, entre todos los participantes de cada una de las ediciones del libro. Y por último el vinculo más misterioso y excitante, el que une al libro con su anónimo dueño. Este año serán siete mil personas las que lo reciban como una sorpresa, sin elegirlo ni esperarlo. Y que se emocionarán, o no, pero que en todo caso por unos momentos mientras lean los maravillosos cuentos y miren las fantásticas ilustraciones conectarán también con los autores. Así que, yo creo, que Jose Ignacio García hace pura magia cada Navidad.
